El pasado 16 de junio viví una experiencia muy especial junto a La Fábrica de Flores y la Casa de la Mujer del Ayuntamiento de Zaragoza. Un taller de dos horas donde 15 mujeres se dieron un espacio para parar, respirar y reconectar consigo mismas… a través de algo tan delicado y simbólico como una flor de papel.
Comenzamos el encuentro con una relajación guiada, una invitación a dejar atrás el ruido del día y abrirse a un momento de cuidado y expresión personal. Desde esa calma inicial, dimos paso a la creatividad: cada mujer construyó su propia flor de papel, utilizando materiales específicos, con atención y mimo en cada paso.

Pero más allá del papel, el pegamento o los pétalos, lo que floreció en ese taller fue algo mucho más valioso: la autoestima, la confianza en una misma y la capacidad de superación. Cada flor fue un reflejo simbólico de las emociones, los recuerdos y la fuerza interior de quien la creaba. Fue precioso ver cómo, con cada doblez y cada conversación compartida, se iba abriendo también un espacio emocional de conexión, respeto y autenticidad.
No importaba la habilidad manual ni el resultado perfecto. Lo importante fue el proceso, el tiempo regalado a una misma, la sororidad, la escucha y el darse permiso para simplemente estar y crear.


Gracias de corazón a todas las que vinisteis, a La Fábrica de Flores por hacer posible esta parte creativa tan especial, y a la Casa de la Mujer por seguir siendo un lugar donde las mujeres podemos florecer de muchas maneras.
Ojalá sigamos creando juntas más momentos como este 💐