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5 sentimientos en una catástrofe natural

Cómo cuidarse cuando se te cae el mundo

Hace escasamente una semana hemos podido vivir una de las catástrofes naturales más desoladoras en los últimos años, causada por la DANA en la Comunidad Valenciana. Algunas personas, de primera mano siendo afectadas, otras por preocupación por sus familiares, amistades y conocidos, el resto como meros observadores de la tragedia y el dolor. Lo que está claro, es que no ha dejado indiferente a nadie.

Vivir un fenómeno meteorológico, ya sean inundaciones, riadas, erupciones volcánicas, huracanes o terremotos, puede tener un impacto devastador en la salud mental de las personas. Y no solo de las personas afectadas, cuya entrada de blog va destinada hoy, sino también para aquellas personas que se implican en el cuidado y ayuda ante semejante desastre: personas voluntarias, protección civil, personal médico o psicológico, espectadores visuales…

Por eso hoy, quiero hablar de lo que supone vivir un desastre natural y cómo podemos cuidar nuestra salud mental. Y sobre todo transmitirte, que todas las sensaciones que estés viviendo son totalmente válidas y normales. Cada uno reaccionamos de diferente manera ante las situaciones de la vida.

  1. La incertidumbre y el miedo, por no saber lo que está pasando o ha ocurrido, puede generar altos niveles de ansiedad y estrés. Ser consciente de lo que hemos vivido, cómo hemos sobrevivido, la pérdida de vidas y de bienes, así como la preocupación por la propia seguridad y la de nuestros seres queridos puede ser abrumador.
  2. Tras haber vivido una experiencia muy intensa durante la catástrofe podemos desarrollar estrés postraumático. Es totalmente normal que durante una temporada tengamos flashbacks (imágenes recurrentes que nos vienen a la mente de forma incontrolada), pesadillas, tensión corporal, y tener la sensación de estar en constante peligro y en alerta. Hemos pasado por un estado de shock.
  3. El hecho de haber perdido a familiares o amistades queridas, haber perdido propiedades y enseres, interrumpir nuestra vida diaria y nuestras rutinas, pueden llevarnos a experimentar sentimientos de desesperanza y tristeza profunda que pueden evolucionar hacia una depresión. Date permiso para sentir esa tristeza sin juzgarte el tiempo que lo necesites.
  4. Puede que si ya teníamos alguna dificultad emocional, esto empeore los síntomas psicológicos y se vea alterada tu capacidad de sueño o no te puedas alimentar como desearías.
  5. Sentir que no tenemos el control sobre la situación, que todo es caótico, que las cosas tardan en volver a la normalidad, puede generar un sentimiento de desamparo y vulnerabilidad. Aunque ahora no lo veas por estar en shock, normalmente hay mucha gente implicada en proporcionar ayuda y cariño.

¿Y qué podemos hacer cuando vivimos las consecuencias de semejantes situaciones?

Cuidarnos, cuidarnos, cuidarnos.

Hablar con familiares, amistades, o profesionales de la psicología puede ser muy beneficioso para que puedas elaborar el trauma y el relato de lo que has vivido. Es necesario ordenar todas las escenas experimentadas. Que no te de apuro, busca ayuda.

Como he mencionado anteriormente, es completamente normal sentir una amplia gama de emociones. Habrá quién se sienta desolado, quién se sienta irritado, asustado, compasivo, vulnerable…Permítete sentir sin evitar esas emociones y sentimientos que tanto te abruman, para que puedas procesar toda la información sin juzgarte.

En la medida de lo posible, intenta establecer alguna rutina. Esto te puede dar sensación de normalidad y control dentro del caos. Sobre todo, no dejes de lado tener unos horarios regulares para dormir, comer y hacer algo de ejercicio si tu salud te lo permite. Así cuidamos nuestro cuerpo, que estará traumatizado por el impacto de lo sucedido. Y ¡no te olvides de respirar! desbloquear la capacidad pulmonar conscientemente ayuda a regular el sistema nervioso autónomo y podemos reducir el estrés y la ansiedad.

Cuando suceden eventos así, los medios y las redes sociales nos bombardean a información verídica algunas veces, y falsa en otras ocasiones. Intenta cuidarte de esto. Mantente informado/a pero con moderación. Está bien que limites la exposición a las noticias, redes sociales o conversaciones si no te ves con energía o ves que te está sentando mal porque te abruma y te genera ansiedad. ¡No eres egoísta por cuidar tu salud mental!

Y por último, recuerda la importancia de buscar ayuda profesional si los síntomas persisten o interfieren significativamente en tu vida diaria.

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